Supongo que todos tenemos nuestras preferencias, hay bichos que nos llaman más la atención, y no necesariamente porque sean raros. Desde hace tiempo dos de las aves que más me atraen son las Garcetas Comunes (Egretta garzetta) y los Martines Pescadores. (Alcedo athis). No son raros, pero son realmente preciosos, y muy fotogénicos. Sin ir más lejos los veo desde hace años al ir de paseo desde Candás a Perlora, al pasar por la zona de la Bahía de Perán.
Verlos desde la lejanía es fácil, pero al intentar fotografiarlos... la cosa cambia. Las Garcetas de mi zona parece que me tengan solicitada una orden de alejamiento :-). Es verme asomar armado de cámara y demás avíos, y las Garcetas huyen cual si fuese una escopeta lo que portase, y disparos en lugar de fotos lo que hiciese.
Quizás como única excepción de fotos decentes, las que me dejó hacerle esta Garceta en la Playa San Pedro de Antromero, en septiembre del año pasado. Debía estar medio ciega, porque se llegó a acercar bastante, y ni se inmutó durante más de media hora por mi presencia parapetado tras una roca.
Lo único que me daba un poco de apuro era que había unas pocas personas en la playa, y ver a un tipo con un teleobjetivo en la Playa escondido detrás de una piedra... a saber lo que pensarían :-)
Bueno... la Garceta ciega del todo no estaba, de cerca veía bastante bien, porque de vez en cuando pescaba algo. Por ejemplo, este alevín de espárido, posiblemente un Sargo (Diplodus sargus).
O esta hermosa Quisquilla (Camarón - Palaemon elegans).
Pero en general, el resto de mis intentos de fotografiar tan bellas aves, siempre terminaron con el bicho volando al acercarme a menos de 100 metros, por lo que con frecuencia desistía de intentarlo.
Para mi el cuento cambió el primer día que fui a "la Católica" (Parque de Isabel la Católica - Gijón). Bueno, el primer día dedicado en la Católica a "afotar páxaros". Fue el 27 de octubre pasado, y ya en la zona del Piles pude fotografiar desde el paseo a unas Garcetas que trataban de pescar algo en el río.
Debido al hecho de estar ellas en el río y yo en el paseo, y pese a que la distancia no era muy grande, estaban totalmente confiadas. Podía apoyar la cámara en los barrotes de la valla, para estabilizarla y ayudarme a encuadrar, y disparar con total tranquilidad. Supongo que cada día pasan por allí cientos de peatones, si se espantasen cada vez que pasase alguien no pescarían nada en todo el día.
Pero lo que más me sorprendió aún estaba por llegar. Cuando llegué al estanque del Parque, varias Garcetas se posaron a escasos metros de donde yo estaba, tan tranquilas. Era un día soleado, el parque estaba lleno de gente, y aquellas "huidizas" aves de "calcetines amarillos" se posaron a apenas dos metros de la barandilla, y se dirigieron al agua con total parsimonia e indiferencia.
Incluso si intentaba acercarme un poco, mover el trípode, o reencuadrar la cámara... permanecían indiferentes. La imagen que pongo a continuación es una castaña de imagen, era un contraste brutal entre el blanco inmaculado de la Garceta, pegándole el sol, y las zona de sombras en que se encontraba. Seguro que podría haberla gestionado mejor.
Pero se trata tal vez de la primera vez que tuve la para mi extraña sensación de que me sobraba teleobjetivo. Esta última imagen no está recortada, está tal cual se tomó con un 400mm, en una cámara con factor 1,6x. Hasta que empecé a fotografiar en "la Católica" creo que nunca me pasó que estuviese tan cerca de un ave como para no ser capaz de encuadrarlo correctamente, me "sobraba pájaro por todos los lados" :-)
Por suerte esa sensación la tuve a partir de entonces un buen número de veces, y el "tirar p'atrás", el alejarse del pájaro en lugar de acercase, se ha ido convirtiendo en una rutina.
Aunque eso sí, no me coincidió más ver allí las Garcetas tan confiadas. Pero sí las he podido fotografiar varias veces en la desembocadura del Piles... aunque eso es otra historia.
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